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miércoles, 23 de junio de 2010

Cotidianos

Las cobijas en el piso y yo destapada, y si no sucede es porque “dormí bien” (eso no es cotidiano).

Rutinas inevitables. Despertar es inevitable y obligatorio, a menos que nadie interfiera, continuaría durmiendo hasta alguna necesidad básica llegase a interferir. Hambre a las 3-4 de la tarde es lo más normal. “El mundo es para los despiertos”, dice mi papá.

Baño: Diría que es el sitio cotidiano por excelencia, inevitable y inquebrantable; sanitario, lavamanos, espejo. Shampoo, jabón, cepillo de dientes, crema dental y crema para el cuerpo, para mi piel tan cansona y delicada. Me gustaría una piel más guerrera. Sin el espejo la existencia es bochornosa. Que vivan los espejos pues hacen de lo cotidiano algo menos aborrecible. Hoy creo que me encontré con mi reflejo unas 23 veces, y seguro Ud. también. Creo que es tan cotidiano que uno no caemos en cuenta.
Comer: sin comida me da gastritis, con gastritis me da mal genio y el mal genio no es, ni debería ser, cotidiano. Desayuno, onces, almuerzo, onces, cena. Cubiertos: de donde provengan hacen del comer un rito increíble y abominable. Cómo olvidar las odiosas cenas de veinte mil cubiertos o lo íntimo de un almuerzo casero improvisado en una coquita que termino comiendo con cuchara. Hoy quiero comer con palillos chinos.
Movilizarse: consumir un carburante mientras se llega a un sitio, oportunidad de observar la rutina de los demás, viaje inevitable y delicioso. Se necesita disposición para no desesperar en los trancones, pero en sobrevivirlos están las sorpresas y anécdotas del día.
Vestirse: la vida cómoda hace que estar desnudo sea indeseable. La vida cómoda y el frío… y, siendo sinceros, el gusto por la ropa. Sacos para el frio, medias para consentir y acolchonar los pies, tennis para caminar, cucos y brassier contra la gravedad(?)… no sé, porque si, porque se ven bonitos y me gustan, porque qué video andar en jean sin cucos. Por estos días toca salir con camiseta de tiritas y botas pantaneras para hacerle frente al clima; cambio climático y sus consecuencias en nuestra cotidianidad.
Jugar: lo que no es un juego es porque es religión o política… o gente aburrida y cotidiana. La gente es seria cuando habla.
Trabajar: juego con remuneración, platita o notitas. Interés y ganas de encontrar cosas, de aprender cosas.
Dormir: Se acaba la rutina. Trasnocho mucho y me acuesto temprano. Mejor dicho, no trasnocho, madrugo a dormir. Amo ese momento placentero en el que el cuerpo se va liberando de las tensiones y las cobijas me abrazan y envuelven en un calor rico, delicioso. Despertar es inevitable y obligatorio, a menos que nadie interfiera, continuaría durmiendo hasta que alguna necesidad básica llegase a interferir. Pongo tres despertadores y dejo una nota en el comedor (el último cartucho contra seguir durmiendo hasta las 4 de la tarde):
“Por favor despiértenme a las…”

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